28 de julio de 2014

Quiero

Quiero más de veinte días contigo
quiero que salgas del sueño 
y verte de verdad,
toda vestida de rojo
y con flores que aparecen 
y se esfuman a tu paso.

Quiero sentir el calor de tu abrazo,
quiero alargar el tiempo cuanto pueda
y en cuanto pueda llenarte de besos,
quiero tenerte toda para mí.

Quiero que dibujemos luces en el techo,
quiero correr contigo y tomar fotos, 
quiero decirte todo lo que siento:
Yo quiero sólo cosas imposibles.

22 de julio de 2014

Gmail

Reviso mi yiméil todos los días
a las ocho en la mañana
y a las doce de la noche:

cada día
a la misma hora
desde el año
dos mil nueve y

no me canso.

Quizá pueda hoy ser el día
en que llegue de sorpresa
tu respuesta.

14 de julio de 2014

Cereal

Sé que hice las cosas mal,  
sé que no estuve cuando debía estar
y estuve cuando no me querías cerca,  
sé que lo hice todo mal 
o casi todo.

Voy a escribirle un poema 
a tus tres últimos mails 
y despues quiero borrarlo 
con un rotulador negro 
mientras pienso en qué voy a cenar 
y bajo la Playboy de Rumania  
porque en la de México salen puras chicas Televisa.


Luego voy a cenar un plato de cereal
mientras la revista se abre en el monitor 
y me pregunto
qué talla de zapatos será la chica rumana
y cuál será el largo de su tacón
y qué dice la entrevista en rumano
y qué carajos hago yo cenando cereal
y cómo llegué hasta este punto
y cuánto le pagaran por posar a gatas sobre un sillón rojo
y si calzará más o menos un tres y medio
y luego me pregunto dónde estarás. 

7 de julio de 2014

Si fuera el agua de lluvia

Si fuera el agua de lluvia
que te alcanza en una gota
cuando llegas del trabajo, 
recorrería suavemente
mi camino en tu mejilla
hasta llegar a tus labios
y morir.

Eso sería apenas nada,
quizá ni lo sentirías
y para mi sería todo.

 Si supiera antes de todo
que el final de la agonía
después de caer de la nube
sería quedar en tus labios
entonces entendería
esa prisa de las gotas
por abandonar la nube,
por caer.

30 de junio de 2014

Cosas que me gustan

Me gusta la gente cuando habla en plural 
y las chicas que apenas me conocen y ya me toman del brazo. 
Me gusta cuando me dicen
que tenemos que hacer algo,
que "tenemos", no que "tengo": 
me gusta que se incluyan en mis planes. 
Me gusta que me incluyan en los suyos.


Me gustan las chicas con la piel morena, 
me gustan las chicas con los ojos grandes, 
me gusta hojear revistas para chicas 
y preguntarme si todas piensan así.


Me gustan los cómics y el verde de She-Hulk, 
me gusta darle likes a las fotos en facebook  
pero nunca comentar nada de nada.  

Me gusta saludar y abrazar a la gente, 
pero jamás hacerlo en las reuniones familiares. 
Me gusta ver el cielo cuando tiene tonos rosas, grises y naranjas, 
me gusta comer granadas  
y los cuadros de Dalí.


Me gusta escribir y después tacharlo todo con un plumón indeleble, 
me gusta el sushi y el té verde,
me gusta fumar y beber, pero no solo, 
me gustan los espressos y la coca de cereza, 
me gusta el cine y las tiendas de libros,  
me gustan los puestos de revistas viejas, 
me gusta hablar por horas con la misma persona, 
me gusta comer sushi y acostarme a ver películas, 
me gusta la cocina, los gatos y la pizza, 
me gustan las medias, las faldas y las risas 
y me gusta que te veo 
en todas esas cosas.

24 de junio de 2014

Sencilla

Todo lo que queda vivo
de lo que alguna vez tuve
es mi boleta global
con las calificaciones,
los nombres de las materias
y con cinco reprobadas.

Alguna vez mi vida fue sencilla
y para que siguiera siendo
tenía que hacer una cosa:
pasar matemáticas.
Y no sé si por idiota,
por desidia o por pereza,
el caso es que nunca pude.
Me pregunto si podré.

Algún día mi vida fue sencilla,
pero insistí demasiado en complicarla.
Fumando en el pasto fresco,
leyendo en las jardineras,
escribiendo cuanto pude,
escuchando discos nuevos,
inundándome de sueños
y de ideas.

(Hace poco leí que a la gente lista
no le gustan las salidas fáciles.
Pero también sé que a los imbéciles
les gusta complicarse sin razones.)

Algún día mi vida fue sencilla,
pero insistí demasiado en complicarla.



16 de junio de 2014

Tinta negra

Nunca necesitó de los colores
ni en su cara, ni en su cuerpo
ni en su pelo.

Toda su ropa era negra
de los pies a la cabeza
donde su cabello largo
terminaba de afirmarla.

Era una foto antigua en blanco y negro.
Era un dibujo perfecto a monocromo.

Ella era tinta sobre un lienzo blanco
cuando tendía su piel
sobre las sábanas
y el montón de prendas negras a su lado.

Su cabello, sus ojos y sus medias.
Su falda, sus uñas y sus botas.
Todo eran manchas de tinta
sobre un lienzo inmaculado
donde un dia quise pintarla
y me desdibujé.