30 de mayo de 2015

Balada de la […] por Gregorio Lywer

Los perros de la letra N gustan de olfatear el silencio,
aman correr libres entre tus pensamientos 
saborear tus olvidos
como si fueran huesos tirados al cesto

A veces me gusta correr a su lado
azulado
porque somos bestias sin cuerpo
sin garras ni colmillos ni colas
somos humo
neblina
que corre entre el amanecer de una fogata apagada
cancelada. 

En este sueño
de correr sin piernas 
mientras olvidamos el peso de unas rodillas vacías
danzando ebrios en algún estado sureño del alma
rezándole a dioses ajenos
comprados
prestados
demolidos
y
así
tirarnos lo intirable
nos tiramos sobre la hierba fresca 
mientras vemos fornicar al viento entre los árboles 

Te regalo mi aliento
porque es hora
ahora me dedicaré a escribir sin ser yo, 
explotaré en recuerdos
exploraré diapositivas tuyas
desde el pensamiento
donde 
ni vivimos ni morimos
what is it all about?

Se trata de caer
nos caemos del puente
como los amantes del puente nuevo
ininteligibles 
roñosos 
seres del firmamento clausurado
somos perros que aúllan una balada
llena de momentos inciertos.

Gregorio Lywer twittea como @GregorioLywer.

28 de mayo de 2015

Dos poemas de Juan Romero Vinueza

Autocontrol natural
hoy creé un dios // fue producto de mi locura lectura (tortura)
hoy creé un dios sin atributos // un dios humano // un dios animal //
hoy creé una voluntad mínima y una oscuridad que busca luz

mi dios no es guerrero ni lo sabe todo
es inútil y le gusta leer poesías sueltas que encuentra en un cuaderno de apuntes
él las escribe pero odia reconocerse ahí  
crea otros dioses sin atributos y los riega por las hojas
mi dios es como un sol apagado
como un muerto que quiere dar consejos a un niño

los niños no creen en los dioses
sus madres creen que sí y les enseñan a rezar en latín
el niño es su propio dios // un niño es más poderoso que un león

hoy creé un dios // hoy creé un niño
aún no sé quién es ese niño pelirrojo y pecoso vestido de azul
que me mira como diciendo:
«Deja de crear cosas que no puedes controlar»
La ciencia ha corroborado que la vida no vale nada
si pudieses revivir a John Lennon
¿lo harías?
¿clonarías a Borges?

¿si dios existiese, elegiría una enfermedad especial para mí?
quizá
¿ceguera, problemas cardíacos, cáncer o esquizofrenia?
¿o eso ya me lo transmitió mi familia como un código de los Romero-Vinueza?

a Moisés lo hizo albino
y Lincoln padecía del síndrome de Marfan
entonces
si podemos clonarnos
¿para qué necesitamos un dios?

ahora se crean en los laboratorios a gatos fluorescentes y los venden
a 5000$ cada uno
yo aún veo gatos no fluorescentes llorando en una caja debajo de un tráiler
y de gratis cada uno

¿dios creó cielo y tierra?
¿también crearía a los gigantes?
¿qué hay de Goliat o el Rey Og? ¿quién se acuerda de ellos?
¿qué vino después de la muerte de los gigantes?
¿las enfermedades de los pequeños?

¿por qué no clonan a Bach?
Mozart fue un infante con síndrome de Tourette
¿sus tics le permitían tocar? ¿sus movimientos involuntarios le estorbaban?

¿somos un movimiento involuntario de dios
o
dios es un acto involuntario de los humanos?


Juan Romero Vinueza nació en Quito, el año de 1994. Es estudiante de Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Sus poemas y cuentos han sido publicados en revistas físicas y digitales en México, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia y España. Artículos suyos han sido publicados en Entremares Magazine, Indicium fue parte del equipo de redactores del proyecto FAVELA11 (México) y es parte del consejo Editorial de la Revista Matapalo (Ecuador) y maneja el blog de poesía hispanohablante Cráneo de Pangea, junto con Yuliana Ortiz Ruano. Consta en la Antologías Sinfonía Lírica: muestra de poesía total (Perú, 2014), Noventa Revoluciones (Ecuador, 2015), la muestra de Poesía Joven Ecuador (1885-1995) realizada por el poeta guayaquileño Abel Ochoa Suárez, Poetas Siglo XXI - Antología Mundial, realizada por Fernando Sabido Sánchez, y fue antologado en el blog Tenían veinte años y estaban locos de Luna Miguel. Es parte del taller literario Palacio caza de palabras en la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) dictado por Raúl Serrano Sánchez.

26 de mayo de 2015

Fragmentos de Bitácora del perdedor, de José Manuel D. Domínguez

LUNES

“Los perros del infierno vienen despertando y los lunes caen de mis bolsillos como el cambio de las últimas cervezas.”

I
Los lunes amanecen grises y torpes como la etílica risa de una puta hiena.
La musiquilla es un martillo que golpea mis oídos.
Algo sobrevuela el cielo del puerto. Quizás llueva.
Días a orillas de un precipicio que se reinicia cada semana.
Un vaivén en las olas del trago y la soledad.
Contemplo desde la ventana todo ese mundo.
Los jugos gástricos me queman el estómago y el fuego consume mi garganta.
Oscurece como si el fin del mundo se acercara cada vez más.
Quizás llueva. Repito en silencio.

Y de nuevo me tumbo en la cama.


II
Las palabras se arremolinan en torno a los dientes.
Algo muerto me sale de la boca.
Tengo la sensación de que los peces conspiran en contra mía al igual que el despertador.
¡Desintoxícate! Grita alguien.
Mis bolsillos escupen el polvo, los residuos de la coca y uno que otro cigarrillo.
Fumo para calmar las aguas, pero ya ha comenzado la lluvia.
Siempre te preguntan si fue un accidente o un firme propósito de morir. Dice Vestrini.
Sigo sin saber que hacer y antes de volverme a echar en la cama pongo una olla para la gotera que recién inunda mi habitación.

III
Mis ojos son militantes de la muerte.
Se arrojan al abismo de un escote.
Siguen la estructura de las piernas hasta llegar al paraíso,
y entonces, algo los deja ciegos.
Son lunes bajo una lluvia que abraza el aburrimiento.
Le digo a Hendrix que queme su guitarra y mejor nos pongamos a beber de nuevo.
No me escucha nadie.
Llueve y la mitad del puerto desaparece.
Es lunes por Dios y este asunto se nos ha salido de las manos.
Como un negocio millonario o una mala canción en la rockola.

IV
Dada la magnitud de la resaca he vomitado dos o tres veces.
Me siento débil, tanto como para descansar o levantarme.
Fumo un cigarrillo, hojeo un par de libros y los tiro hasta el otro lado de la habitación.
Estoy insoportable.
La poca luz que se filtra por la ventana ilumina mis pies y las sombras se asemejan a dos gallos endemoniados que pelean hasta devorarse mutuamente.
El dolor no siempre son las cosas feas. En este caso sí.
El viento golpea fuerte.
Golpea de nuevo contra la ventana, parece que quiere decirme algo.
Aquí está de nuevo y se estampa.

V
Sólo en el mar me llueven recuerdos de ti.
El ukulele canta signos antiguos de la desmemoria.
Y te impones, suave ola que me hace llorar.
Me abraza el hilo de la sombra, los rieles de tu cabellera.
Medusa, roca fina del mar muerto.
La música, los ruidos en la cabeza, monstruo de tentáculos volcánicos.
Tengo todas las voces gastadas de pronunciar tu nombre.
Y aquí estoy, entre el chicote y el relámpago.

MARTES

“Las gargantas irritadas del mundo siembran hombres para la próxima guerra.”

I
La piedrita en el zapato me hace sangrar los recuerdos atrapados en las lagunas mentales.
¿Pasó esto? No pasó ¿En verdad pasó esto? No creo.
Abro las cortinas y el mundo es una cosa que se impone como dos pechos bellamente
infernales.
Preparo mi café, pongo musiquita para abrazar tus huesos.
Hay algo más allá de la puerta.
Me arrojo como se arrojan a los bebés al mundo o a los muertos al abismo o el vicioso al juego o el enamorado a las fauces de la bestia o del amor.
Así, en esos términos, salgo al mundo para la batalla diaria.
Cabalgo junto a mi fiel sombra que nunca me deja morir solo.
Tengo la sensación de que será un buen día para la morsa.
Pero qué sé yo de la vida si no puedo vivir sin ti.

II
Combato el mundo con el nombre de How to disappear completely.
Cuelgan de mis oídos tentáculos que le dan ruido a mi cabeza.
Una película de John Ford es el transporte público.
Dos girasoles en SDL son mis ojos.
La música sube y baja.
Un rayo de sol sacude mis manos y el cuerpo de aquella chica que arde completamente.
Hendrix está haciendo de las suyas. Travieso como el Cupido ese.
Incendiemos el pueblo.
Es una gloriosa mañana en el templo de los perros.
Pero hay muchas formas de ser gris por dentro.

III
Irritadas, las gargantas del mundo escupen fuego.
La noche es una jovencita que le brotan senos para romper las leyes del hombre.
Los cañones arden al comenzar la batalla.
El cielo estalla y nos baña de la sangre que alimenta al mundo.
Los muertos se tienden agotados de la vida.
Es martes y llueve un poco. Quizás llueva todo el día.
La batalla no conoce de horarios.
Hoy combatimos con el nombre de los románticos cuando se cortan las venas o beben cianuro.

IV
Extrañamente, las calles de la ciudad se inundan de cuerpos.
Busco un bar cercano en el cual disipar las penas, ahogar el cansancio de la sobriedad.
Elevar el espíritu y si es posible morir recargado de la mesa donde intente miles de veces grabar unos versos para ella.
Tengo los brazos hechos polvo.
El cansancio de la vida se escurre lentamente sobre mi frente arrugada.
Me voy dando tumbos al Bar del Puerto y vomito un par de veces.
La velada se prolonga hasta que me corren. Me dijeron que cerrarían.
No les creí.

V
Los hombres de papel se queman apenas con los primeros rayos de sol.
Algunos otros beben gasolina y desde sus gargantas escupen fuego hasta incendiar sus propios cuerpos.
Esa mala costumbre de pasear de la mano con la autodestrucción.
Es martes, todavía hay tiempo, el cuerpo apenas viene saliendo de un combate y ya pide la guerra.
La cortinas se cierran y el mundo no descansa, aun cuando sabemos que los cuerpos
también se incendian con el roce de la mirada.

José Manuel Delgado Domínguez twittea como @GavieroBlues.


20 de mayo de 2015

Dos poemas de Giovanna Arzamendia

Emma Thomas
la urgencia busca hacerse tangible  en el hígado, en el abandono  para golpearla con puños
débiles                                                                                                                                                                              por sie7e meses
más sie7e veces hasta que
la repetición
baste                    
para dejarla                                        desvanecida, oscurecida                                                                                                   por
           sie7e tiempos.
hasta que los ojos / cofres de lagaña le indiquen                                                 aurora boreal
y domingodesol://
inflamada,
saliva la boca                   que confiesa tácitamente                                           (tu nombre)
y 3num3r4        los          pecados

Mediterranea

arrugás la cara,
con tu columna describís una parábola
para romper con la cotidianeidad del cuerpo
y sus formas neutras
te sudan los dedos, escuchás murmullos
desde detrás de una puerta
donde nadie te ve
porque nadie te busca
estirás tu cabello, lo prolongás al oeste
lo suficiente
para que las puntas toquen el océano
y se vuelvan redes
para peces sensibles
que hayan soñado con morir entre perfumadas hebras




Giovanna Arzamendia 
(Asunción, Paraguay - 1989). 
Psicóloga en horarios de oficina; escritora/artista visual en lo que le resta diariamente de vida. Café negro sin azúcar, por favor. Se pueden leer sus desechos mentales en Twitter (@lateralia).