30 de enero de 2015

Tres poemas de Misael Hernández Paz


El mundo y sus espacios.

Alguien me dice que estoy equivocado y sólo pienso en Pripyat, en un reactor nuclear, Corea del Norte y el niño que come arroz en silencio observando un campo que no conozco. René me cuenta que ha muerto José. Aún no logro asimilar la muerte, pienso siempre encontrar a mi abuelo en algún momento del día pues es muy lejano el recuerdo de mis manos empujando su féretro. Mañana cuando las señales del apocalipsis vuelvan telépatas a los hombres, podré decirle las cosas que pienso a muchas personas que no podrán aunque quieran dejar de escuchar mis palabras. El mundo es el mismo cerca de mis veinticuatro años, sólo con un cáncer mejorado que da efectivas muertes y el silencio en mi cuarto que es mucho más prolongado.

Carta para quien se comunica conmigo en la madrugada por el canal 74 de la Tv.
                                              
No olvides dar tu segundo nombre
porque he preparado para ti
un mensaje a través de las constelaciones.
21 serán las veces que habrá amanecido nublado
para que comprendas,
que las señales que dejé volando en la oscuridad
se reflejará en el libro que lees
para comunicarte con el UNIVERSO.

Por qué te respondo,
porque tú sabes guardar el nombre de los espectros en el colofón de los libros,
porque tus ojos de equinoccio que igualan el tiempo
me hacen decir que temo cuando tengo hambre.  

Yo escucho cuando lloras y tu gato blanco rasca la puerta porque tiene frio.  
Sueño lo que te causa temor,
pero también sé que conoces cuando despierto en la madrugada.
Imagino mucho la forma de tu dedo índice
apagando el interruptor antes de ir a dormir,
por eso me detengo a entender lo que dices cuando preguntas por:
el significado del triángulo esotérico que llevo en la memoria
el color de la muerta
las formas que veo en la carretera cuando alimento a los perros
o el olor que percibí la noche en la que me soñé muriendo.

Por eso te respondo
porque
sabes que temo morir ahogado
con la boca llena de sal
y me has dicho el color de los ojos de Dios.


Holograma

Todos los recuerdos caben
en una playera estampada
con el logo de SuperMan.
Llévame
en tu esmalte de uñas
azul,
bebe conmigo un vaso de jugo
cuéntame
cuántas vocales tiene tu nombre
si has visto a Jhonny Depp
convertirse en un Holograma,
podríamos repetir
la misma palabra toda la tarde
¿Puedes dejar de jugar con tus aretes?
me haces pensar
que eres un muñeco de cuerda
que me dice:     Hola,
                               Helado de fresa,
                               Tengo frío,
ven conmigo
puedo cantarte una canción
mírame otra vez
que quiero quedarme
siempre aquí.





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Misael Hernández Paz (1989, Quetzaltenango, Guatemala) Poeta e Ingeniero Civil, fue parte del consejo editorial de la Universidad Rafael Landívar de Quetzaltenango, Aparece publicado en: El Salvador, Guatemala, Chile, Venezuela y Marruecos. Forma Parte de la Selección de Poetas: Tenían veinte años y estaban locos, de Luna Miguel en España. Ganador del Certamen de Juegos florales de Totonicapán, Mantiene los blogs: misaelpablo.blogspot.com, 10avenida.blogspot.com. Es Perro Romántico y amigo de René Morales Hernández.

27 de enero de 2015

Cinco estudios sobre Martha Argerich, de Gretta Uhlig


UNO

todas mis amigas escritoras
sueñan con ser mujeres tontas que salen en películas
o mujeres tontas que creen poder ser fuertes
o mujeres argentinas
sólo comparto
con ellas
mi deseo de ser argentina

no quiero ser scarlett johanson
ni simon de beauvoir
ni pizarnik
yo quiero ser
martha argerich

DOS

sueño que toco
un piano
cuyas teclas
son los penes que
han estado en mi boca
desde que tenía quince

TRES

martha argerich fue
y es hermosa
a pesar de su insistente
cáncer

yo quiero ser hermosa
para siempre
a pesar de mi insistente añoranza
por la existencia
de máquinas del tiempo

CUATRO

martha argerich estuvo casada tres veces
sólo músicos
esto no puedo compartir con ella
la música me da miedo
y aunque pronto me casaré
el hombre que me ve tocar el piano
apenas conoce la forma y sonido
de mis labios cuando
me siento hermosa
e imito a Blancanieves

pero ese piano
se mete en mi boca
cuando estoy con sus padres
cuando juego con su hermanito
cuando cenamos afuera de la alegría
silenciados por una pelea
cuyo protagonista es un exnovio
entonces la grasa del kebab chorrea
por mi barbilla
y hace un río de colesterol entre mis pechos
y él
como un leñador con resaca
recoge hambriento cada gota
y yo soy martha argerich
retorciendo la cara
cuando el marica de chopin
da un nuevo manazo al piano
como imitando sus tosidos de tuberculoso

CINCO

cuando estoy sola
y el hombre que amo
se difumina al grado de estar a punto
de convertirse en el hombre que odio
cierro los ojos
y soy martha argerich
tocando ese chistoso piano
de teclas-vergas
y hago acordes
arpegios
progresiones complicadas
y conforme avanza mi ejecución
estas manos de mujer que imagina
ya no amar
se llenan de esperma y saliva

entonces abro los ojos
el hombre que
inevitablemente amo
se masturba para mí
por skype
y sonriendo pregunta
¿qué música estás escuchando?
yo le cuento la historia de martha argerich
y le digo
es martha argerich
y él dice "ah" mezclando la significación de
"entendido"
con la de
"me estoy viniendo"
entonces lo amo
y decido jamás
volver a ser

martha argerich





Gretta Uhlig (Aguascalientes, 1994) estudia gastronomía. Su primer libro Gandalf se publicará este 2015. No usa Facebook ni Twitter. Poemas suyos han sido publicados en revistatn.com

22 de enero de 2015

Bar, de Gerardo Lamas

Entras a la cantina, buscas a tus amigos entre el archipiélago de mesas y la sinfonía de risas, choques de copas y el ¡pum! de los corchos siendo liberados de su prisión de vidrio. Todo va bien, logras mezclarte entre la gente, nadie ha notado la batalla que libraste hace unas horas frente al espejo mientras repetías "Vamos, no pasará nada"; tus amigos se deleitan con tu presencia, la selección musical incluye muchas canciones que te gustan, las bebidas son fuertes y ansiolíticas, incluso una de las bonitas amigas de la cumpleañera ha preguntado ya varias cosas relevantes de tu vida y hasta soltó una carcajada limpia y sincera después del chiste que dudaste en contar por sus posibles resultados incómodos y catastróficos. 

Pides otra copa, ya es la cuarta ronda de bebidas pero tu moral decide darte el permiso de olvidarte de ti y de tus problemas por ser la noche en que pudiste volver al lugar donde te enamoraste de la mujer que hace unas semanas te consideró menos indispensable de lo que creías (o de lo que ella misma te dijo); levantas tu copa después del brindis de cumpleaños más conmovedor que has escuchado, tus amigos dirigen su mirada hacia ti por inercia, sonríen contigo como intentado esconder sus intenciones pero sabes que se trató de una revisión de tus emociones, quieren cerciorarse de que estás bien, que disfrutas la noche y el lugar sin que estés levantado muertos del pasado para apestarte con sus fétidos recuerdos. Levantas la mano haciendo un gesto a la mesera, ella responde con una pantomima indescifrable y se aleja, salpicando de cerveza a algunas cabezas distraidas de alrededor, decides esperar y platicar más con la curiosa amiga de tu amiga, que ahora es tu amiga, mientras la cumpleañera consume los últimos minutos de su día como celebridad en abrazos fraternales; notas que su bebida está a punto de desaparecer y la mesera aún no emerge de la cortina humana entre tu mesa y la barra. 

Te levantas, más para demostrar que ya lo superaste que para cualquier otra cosa, preguntas "¿Alguien quiere algo? voy a la barra" ante la atónita sonrisa de todos, avanzas mientras en tu memoria a corto plazo solo aparece "cuatro cervezas, dos shots de tequila", le haces el pedido al barista y te recargas en la barra de madera adornada con figuras de metal y algunos mosaicos que parecen azulejos de baño, tus dedos se sumergen en el platito de cacahuates salados como si fueran arenas movedizas y, al llevar un puñado a tu boca, identificas los primeros acordes de esa canción que tanto te gusta, que sólo es tuya y tu sonrisa ya no cabe en tu cara. Giras 180 grados y revisas todo el bar con un escrutinio hambriento por los detalles que la noche te ofrece, como si fueras el dueño, ya pasaron algunos minutos después de la medianoche, estás justo bajo el gran letrero de luces de neón y tu canción favorita está llegando a la parte melancólica que muy pocas personas logran detectar. Entonces la ves entrar. 

Justo ahí, parece que venía deprisa y se detuvo después de tres o cuatro pasos dentro de la cantina, lleva puesto un vestido blanco y se cortó el pelo a una altura aproximada a sus hombros redondos, sus pies adornados con unos tacones más altos de los que recuerdas haberle visto, mismos que la ayudan a mirar sobre la avalancha de gente que se acumula en la zona para bailar; tus pies no responden y solo logras mover el cuello para desviar la mirada, no sabes que hacer cuando el barista regresa con tu pedido y confundes los billetes, le das menos dinero del necesario y la mesera por fín aparece para detenerte hasta que logras distinguir los diferentes colores de los papeles en tu cartera. Ella ya te vio y lo sabes, intentas planear una ruta de escape que te lleve a la mesa con tus amigos pero es demasiado tarde, la ves a solo unos metros de distancia, acompañada de un hombre que no conoces; ella trae en la mano una cerveza que sabes que odia, lo que significa que él se la invitó, ella se inclina y le dice algo al oído y se dirige hacia ti mientras que tus entrañas se retuercen, triturando toda la valentía y alegría que habías almacenado ahí, la sangre que corre en tus venas aumenta de velocidad, tu corazón palpita a destiempo haciendo una extraña síncopa con el parpadeo de tus ojos, no has notado que dejaste de respirar hasta que ella está a tu lado y te pregunta "¿Cómo estás?", no logras responder algo congruente con tus sentimientos porque su perfume es una plétora de recuerdos y en ese momento la puedes ver desnuda en tus brazos, dibujando sus nombres en tu pecho mientras te pide que la acompañes a la boda de su mejor amiga, aquella que detestas por ser tan grosera con ella; puedes ver el perfecto círculo que formaban cuando la abrazabas y bebías ese mismo perfume directo de su cuello para después lavarte el sabor de tus labios con su delicada boca.

Se va, te deja otra vez como hace tan solo unas semanas, regresa a los brazos del otro y tu cuerpo ya responde a las órdenes de tu cerebro, bebes las cuatro cervezas y los dos shots de tequila que te esperaban en la barra y caminas hacia el refugio que construiste en la mesa con tus amigos. Cuando ellos te ven, lo primero que dicen es: 

"Parece que acabas de ver un fantasma." 




Gerardo Lamas, psicólogo nacido en Tlaquepaque, Jalisco, en 1983; cumple años el mismo día que Jennifer Aniston. Twittea bajo el usuario de @gEEEEEERa.

19 de enero de 2015

Cuatro poemas de Magnolia Martínez Cárdenas

Un buen día para leer a Paul Celan

te leemos al atardecer y a todas horas

te leemos en el café y en la azotea

al atardecer y a todas horas

mientras bebemos y bebemos

entramos en la casa abandonada

manchamos las paredes con sudor y lágrimas

con sudor y sangre

esto no está permitido

nos cae el peso de la culpa

pero estamos solos de mañana

matamos a los guardias por la noche

y escapamos a la casa abandonada

volvimos a abrazarnos

estamos solos de mañana

y nos reímos de todas estas cosas

porque mi nariz está sangrando

bajo las gotas tibias de la regadera

el auténtico el peso de la culpa

reímos y reímos de mañana.




Día Internacional de mi mayor fobia

me dijeron

espérate, es la adolescencia

pero sigo escuchando la misma

canción de aviones/tanques/submarinos como si no

hubiera mañana

como si me hubiera quedado en la página

que al principio sobra

donde nunca imprimen nada

donde mi abuela solía poner

su nombre en cursivas adornadas

me dijeron

eres una roca, en ti confiamos

pero sigo dando vueltas en el pavimento

como el más mínimo trozo de grava

y los neumáticos de Dios me aplastan

las entrañas al saber que se

acerca el día del Juicio

y que en un archivero polvoriento

se conserva en buen estado

mi existencia en DVD.


Bob Ross es mentiroso y padre de mentira

Mis errores no son felices y tampoco aprendo de ellos

la gente de la TV siempre miente

perdóname por no creer que estos pinos son felices

estos patitos tampoco lo son

ni el lago en el que seguramente se ahogarán los más pequeños

ya no te creo, Bob Ross

cambien el canal

esto no nos sirve para nada.




18:36 p.m.

dentro de 1 hora va a oscurecer

y nuestro mecanismo humano

se pondrá el pijama con cuidado

para no quebrarse

los huesos ya están cansados

& los pájaros también

apagamos el interruptor pensando

en el día de nuestro viaje al subsuelo

yo siempre sueño que me vuelvo planta

y te cubro de hojas todo el cuerpo

viajando lento

con el tigmotropismo de mis tallos verdes

que se te enredan en el cráneo y

me hacen despertar pensando que

nunca me pasan cosas buenas.




Magnolia Martínez Cárdenas nació en marzo de 1993, es originaria de un pueblo bonito de Jalisco. Estudiante de Letras Hispánicas, colaboró en el proyecto literario El Aroma de la Palabra, en el consejo editorial de la revista literaria Lauda y como correctora de estilo en la revista Himen; sus textos han sido publicados en Los Idus de Marzo e Himen. Actualmente radica en la ciudad de Guadalajara.


15 de enero de 2015

Pasé la tarde viendo películas de gays, y me hacen llorar, de Citlali Vargas Contreras

Sueños color rosa, 
tinta de sangre.
Manchas las sábanas
con las letras de tus venas.

Insulsas palabras,
escupes y gritas.
No tienes derecho alguno
a ponerme de rodillas.

Hieres al cielo,
le has hecho un hueco.
Haces llover lágrimas,
incluso a tus miedos.

Eres manzana, eres adviento.
Te quemas en naves,
te sopla el viento.
Y no resistes un sólo lamento.

No eres Carr, no eres Rimbaud.
Insolente personaje, 
 quieres tu propio sol.

Vierte tu alcohol en el agua,
deja caer tu cabello en la deriva.
Ojos perpetuos,
mátenme sin compasión.

Jarabe de absenta,
dulce intriga de ferviente dolor.
Reinventa tus estrellas,
calma tu algarabía, inmolador.

Eres fuego triste,
tristeza y ardor.
Nostalgia recesiva, 
en mis genes se quedó.

Se van las horas, 
regresa el violento al timón.
Pirata de casta,
¡que la mar te trague a ti!

Y a mí, Poseidón.




Citlali Vargas Contreras nació en 1994. 
Se describe a si misma siendo 20 años de libros, películas y canciones acumulados en tazas de café y bolsitas de té.
Ha colaborado en Revista Variopinto, La Biblioteca Estelar, F.I.L.M.E. Magazine y Zoom F.7

5 de enero de 2015

Confianza

Soy Ariadne,
dieciséis,
no me importa si tienes
mas de dieciocho:
Mido uno cincuenta
con tetas pequeñas
y el trasero grande,
soy morena
con ojos color arena
y me gustan los juegos
de rol:
Aquí está mi ID del chat
envía una pequeña descripción
y las ideas que te vengan
a la cabeza.
No seas ingenuo,
tu cartera también juega.
Trae tu tarjeta de crédito
y tu confianza ciega:
Te juro que sí soy mujer.