27 de febrero de 2017

Mi canción favorita, un poema de Pablo Robles Gastélum

Hay una canción que me encanta
aunque hace tiempo que no la escucho.
Tampoco quiero hacerlo.
Entonces no pararía de repetirla
y eventualmente me hartaría de ella,
al punto de no querer volver a escucharla en mi vida.
Lo cual sería terrible, pues es una de mis canciones favoritas.
Es muy pegajosa,
a veces la tarareo en mi cabeza,
pero inmediatamente trato de pensar en otra melodía
para no tener que escucharla de verdad.
He llegado a cuestionar lo absurdo de mi método.
¿Y si no vuelvo a escucharla nunca?
¿No es exactamente lo que busco evitar al no escucharla todo el tiempo?
Pero me rehúso a ceder,
y me enorgullezco de ya casi no recordar la letra.
Algún día, estoy seguro
la escucharé por casualidad en una fiesta
(para entonces no la recordaré en lo más mínimo)
qué buena canción, me diré genuinamente
y mientras la bailo
le preguntaré al de al lado ¿de quién es?
Entonces sí, después de la fiesta
llegaré a casa con la emoción de un adolescente
a buscarla en internet.



Pablo Robles Gastélum nació en Culiacán, Sinaloa en el año de 1992. 
Publicó el poemario ‘amarillo’ en 2014. Twittea desde @pabloroblesgast

Insectos

En mi interior hay insectos que emiten luz
Pero no a todo el mundo le gustan los bichos.

Algunas personas creen que les gustan los bichos
Pero sólo quieren verlos y atraparlos
Y tenerlos en un frasco en la repisa:
“Qué lindo insecto”, le dicen,
“Espera ahí mientras vuelvo de la escuela”
“Espera ahí mientras vuelvo del trabajo”
“Espera ahí mientras vuelvo del mercado”
“Espera ahí mientras yo sigo con mi vida”
“Espera ahí mientras me ocupo
De lo que sí es importante”
En tanto el insecto espera
En su cárcel de cristal.

En mi interior hay insectos luminosos
Que no son para ponerlos en un frasco.

En mi interior hay insectos luminosos
Si no te gustan los bichos 
No te acerques.

8 de diciembre de 2016

"Dime esto ahora" traducción de un poema de Noah Cicero

Dime esto ahora

Le envié un correo electrónico,
decía, “Márcame a las ocho de la noche de tu zona horaria,
que sea hoy, y léeme estas oraciones,
ni siquiera tienes que esperar a que te diga
hola, sólo comienza a leer—

Noah, jamás volverás a verme
Noah, jamás volverás a sostenerme.
Noah, si estamos en la misma habitación no podremos
besarnos, ni tocarnos, de hecho no podremos hacer
nada que incluya contacto físico, porque
tengo un nuevo novio.

Cuando sea de noche o cuando las cosas en el trabajo se tornen aburridas, recordaré
sentarme contigo junto al río Magdalena.
Incluso recordaré el río Consulado,
que no tenía agua.”

Después, en una voz más suave y tranquila, di—
“Buenas noches, Noah.”
Ella no llamó esa noche. Él recibió
un mensaje cuatro (4) días después y decía, “Noah,
cálmate, ya pasó un año. Ve
algunas películas en donde aparezca Sophia Takal, y por favor
supéralo.”


20 de agosto de 2015

Estoy jodida, un poema de Diana Narváez

¿Es normal pensar todo el día en las mismas piernas?
Son la clase de piernas largas
que no se encuentra ni en burdeles (ni de broma)
que veo sin sed y sin cansancio
Las vuelvo a ver, 
y los sentimientos nunca cambian, 
             se encuentran
como el humo con su lengua.
Son piernas soberbias,
que te hacen perder lo benévolo, 
la puta razón.
Que hacen que te arranques la cabeza 
porque es un sentimiento intolerable 
para quienes suelen contenerse.
Son piernas que hacen temblar 
y que matan con solo cruzarse.
Y que llenan de cuestiones, 
de tentaciones.
Llegan como un relámpago dejando huellas de incitación.
No solo son piernas,
sino que son un poema capaz de
.
Esas piernas acompañadas de letras
de whiskey y rondas muertas.
De amores errados, y caricias vacías que terminan en camas
desbordadas por sentimientos de pesadumbre
y hábitos de mala muerte. 
Esas piernas son un amparo
para quienes vivimos abrigados de noches de aborrecimiento
y copas baratas.
Son para los que portan poemas ajenos y propios.
                Son.

Para los que no esperan nada.
Para los que no pasan de invitar un café
y de decir su nombre completo sin dejar de tartamudear.
Son para los que leen poesía con un acento pretencioso.

(Y para cerrar el telón de lo inalcanzable)

Esas piernas,  
son para los que les viene valiendo madre si existen o no.
Si a al final saben que las tendrán abrazando a su cuello.
 
         Damas y caballeros.

Quien se esfuerce por ellas, 
me temo,
que no las tendrá.

Diana Narváez.
(Lagos de Moreno, Jal. 1996)
Es una chica con proyectos en la punta de la lengua. 
Autora de "Los latidos del colibrí" (poemario que aun no sale del horno).
Actualmente tiene 18 años.
Empezó a escribir en tiempos de secundaria bajo el síndrome del vino barato. 
Le gusta escuchar a King Krule, Devendra Ñam-hart, Babyshambles y Billie Holiday, 
sin embargo el mariachi y Javier Solis le parten el alma. 
Le fascinan los cuentos de oliver jeffers y las manos de su novia.
Le cagan las nuevas canciones de Foals. 
Xavier Dolan la reconstruye. 
Transpira Nescafé.
Tuitea y carece de seguidores en https://twitter.com/MrJotingo.

17 de julio de 2015

Lluvias de Junio, un poema de Hugo Cobian Gallardo

De las fuertes lluvias de Junio emergió nuestro amor:
voraz, paciente, sencillo y honesto.
en su entierro desastroso y funesto.
caminatas largas a ritmo de risa,
navegando en un río con los ojos coquetos y las muecas del labio constantes.

La lluvia era incesante y las platicas bien conjugadas.
nuestras ideas torpes como agua en busca de la coladera más cercana,
olvidando siempre que la basura se acumulaba en la entrada.
caricias mojadas tocando nuestro rostro
golpes de lluvia opresores.

Un taxi esperábamos mientras nos besábamos
por una hamburguesa corrimos mojados, tercos y enamorados
surgió de nada, murió de todo
las gotas de lluvia siempre golpearan ventanas
tu recuerdo invariablemente perpetrará mis entrañas

Sonrisas diluidas en traición
aquellos charcos que saltábamos y con problemas evitábamos
el primer beso cubierto de una sana lluvia
volteas, te miro, me miras y los labios se juntan
ojos verdes que tanto me gustan

La lluvia paró, esa que nos guiaba
versos, métrica, ritmo y cadencia
escribir poesía cuando no la has leído
es como olvidar cuando has amado
querer cuando lo has perdido

Lluvias de Junio que añoro, recuerdos futuros
tristezas pasadas y presentes hundidos
la eternidad es constante y finita,
la dualidad transcrita que en tus cabellos habita
lluvias de Junio malditas.


Hugo busca en la literatura una mejora imaginaria de su patética vida, la ficción y la realidad se mezclan en su mundo de incoherencia. 
Llora sin razón aparente y se la pasa pensando en sexo. 
Su dieta: whiskey y aspirinas.

Un poema de Raúl Pelletier

I
Es tarde.
Supongo que muy tarde
porque le he llamado a alguien por teléfono
sin obtener respuesta.
Los automóviles circulan por la avenida
hay puestos ambulantes abiertos
llego a tu casa 
me invitas a pasar
me llevas a tu cama
se siente como estar en la casa de la abuela
donde mi tía me pellizcaba la pierna
pidiéndome que me quedara callado
mientras sentía que las lagrimas estaban a punto de salir.

II
Despierto en un cuarto que no es el mío
está lleno de camisas y corbatas.
Paso todo el tiempo viéndome al espejo
sé que llegarás en cualquier momento
trato de verme bien
camisas y corbatas
ropa formal
como si fuera una ocasión especial
¿acaso esta es una ocasión especial?
llegarás en cualquier momento.

Despierto.

Raúl Pelletier nació en la Ciudad de México en 1994.
Dice que se hace lo que se puede, no lo que se quiere.

Tu Libertad, de Gizeh Jiménez

Por supuesto que eres libre de dejarme, pero también eres libre de quedarte y mandarme un millón de gifs por el chat o acomodarme un mechón de cabello detrás de la oreja en el bar; eres libre de besarme hasta hincharme la boca o besar otras bocas y no regresar ya. Eres libre de morderme las nalgas, escupirme en la espalda y encajarme las uñas en la piel, pero también eres libre de buscar ser feliz en otro lugar lejos de mis torpezas. Eres libre de escribirme las veces que quieras y preguntarme las tonterías que desees, pero también eres libre de mandarles te extraños, te quieros y te deseos a cualquier otra mujer; eres libre de likearme las fotos o de likear las de un millón de morras más y no me voy a sentir ni me voy a enojar, porque después de todo eres libre de hacer lo que se te dé la chingada gana. Eres libre de contarme lo que no te deja dormir por las noches, o para quedarnos tú y yo sin dormir toda la noche, pero también eres libre de aislarte y callarte y no decirme nada en un mes y seguir tu vida como si yo no existiera, eres libre de borrarme de la faz de la tierra, mientras existo lejos de ti. La gente usualmente cree que la libertad es poder irse, pero permanecer también es una opción y por supuesto que eres libre de dejarme, pero también eres libre de quedarte mientras sigues pensando que sería mejor largarte cuando te levantas por las mañanas y me das un beso en la cara, porque siempre vas a creer que la libertad es no estar y yo siempre voy a creer que la libertad es elegir a qué nos encadenamos.



Gizeh Jiménez es originaria de Monterrey, Nuevo León.
Egresada de la carrera de periodismo por la UANL. 
Le gusta escribir porque todo lo demás lo hace mal. 
Ha trabajado para Reporte Índigo, Milenio y Periódico ABC, además de colaborar en distintos sitios web; también tiene su propio blog donde sube las cosas que se le ocurren en el camión: http://www.blogspot.com/jiseland


Escucha a la autora leer el texto aquí: https://soundcloud.com/gizeh-wilde/tu-libertad