17 de marzo de 2014

Son chingaderas

Siempre cedo el asiento en los camiones y en el metro.
Trato de ser un peatón consciente, no cruzo en rojo ni tiro basura en la calle.
Cedo el paso, abro las puertas, jalo la silla para que una mujer se siente a la mesa, digo "por favor" y "gracias", jamás hablo en el cine, trato de ser un buen hijo, buen hermano, buen novio, buen hombre, buen ciudadano.
No digo malas palabras frente a mujeres o niños.
Hace mucho que no tomo un trago.
Nunca he fumado en mi vida.
Me como todo lo verde del plato y no abuso de la carne.
Hasta pensé en volverme vegetariano. 
Me como una manzana todos los días, aunque no me gustan mucho.
Me despierto a las siete y evito desvelarme si puedo.
Salgo a correr todos los días por media hora, a pesar de que odio los deportes. 
Trabajo de forma honesta y gano lo que necesito.
Algún día, quiero casarme y tener hijos.
Dos. Un niño y una niña.
No me meto con nadie.
Y está de la chingada que cualquier cabrón venga así nada más, te pida la cartera, el reloj, el celular, te pegue un tiro y se vaya corriendo, aunque no te hayas resistido al asalto.
Está de la chingada que nadie venga, que te desangres en medio de la calle.
Veo todo negro.
Son chingaderas. 

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