20 de junio de 2015

El centro y tus encantos, de Alejandra Chi

Llego a tu casa. Calle Regina, colonia Centro, Distrito Federal.


Vives a dos calles del Palacio Nacional y a unas cuantas cuadras de Bellas Artes, sitios que deberían homenajear tu vista y presencia cada vez que pasas por ahí. “El centro y sus encantos” así llamas a tu barrio, si fuera mi decisión serías patrimonio de la humanidad.


Estas vestida de blanco cantando el himno nacional mientras cocinas. Haces quesadillas con tortillas de maíz y el queso que te trajo la vecina de su última visita a la sierra de Chihuahua en donde pasa sus veranos mientras tú cuidas a sus gatos y los dejas pasar a tu departamento a jugar. Ellos duermen en tus piernas sintiéndose emperadores y dueños de la ciudad con el poder que les das pero ni ellos opacan tu belleza, eres un capricho al que deben cuidar.


La casa huele a salsa y la bailas cuando paras de cantar. Tu vestido blanco, ese con el que das vueltas por la ciudad, tiene vuelo y es que siempre has querido volar y disfrutar de las nubes que piensas están hechas de prosa suave y natural.
Pones el mantel que hiciste cuando eras una adolescente y eras rebelde por eso tus papás te mandaron a unas vacaciones de diciembre a la casa del pueblo que tenía vista al mar. Entonces todo era brisa, arena y sal.
Tu piel aún no tenía tinta ésta solo la conocías cuando estudiabas a los animales del océano y te enamoraste de los calamares que leíste, vivían en la profundidad. El cuidado de la familia quedaba a cargo de la abuela que te enseñó a trabajar la tela e hiciste y cociste este mantel tratando de imitar las olas y el movimiento que dan dependiendo de la fase lunar y lo picado del mar.


Reíste mientras aprendías que las puntadas no te salían tan fácil como esas que decías sin pensar. El mantel tiene caracoles y me cuentas que tienes un cajón lleno para cuando extrañas esa casa y el amor familiar, pegarlos a tu oreja e intentar oír las a cualquier nivel del mar. Me das un plato con tres quesadillas servidas, tú tienes dos y te atreves a robarme una porque se te antojó y morderte los labios mientras las veías es para mí una invitación al pecado y quiero pecar con esas mejillas sonrojadas y punteadas que quiero apretar pero no puedo porque estás comiéndote mi última quesadilla y yo aunque no pueda más, siento el picor por toda la lengua, espero se me quite con el agua de melón natural que hiciste para acompañar.
Y es que el picor de tu salsa verde, esa que agarraste del libro de recetas que tu mamá escondió, tiene jalapeños y cebollas y también cada uno de los chiles verdes que encuentras cuando vas al mercado porque cuando encontraste la receta no te aprendiste el nombre del chile que era y entonces decidiste ponerle todos para darle más color sin pensar que le estabas poniendo más picor.


Te gusta servirte un limón partido en dos en un plato con montañas de azúcar blanca para terminar y tener un postre que dure más que una paleta que chupes y la sientas artificial, a mí me gusta cuando terminas porque encuentras la tranquilidad en tu dulce con amargo para llevar a tu boca en la que se mezclan los sabores y recuerdas que tus días desde hace tiempo corren en medio del camión que tomas mientras esperas que llegue el día para volver a casa de tu abuela y tejer manteles con ella, disfrutar la arena que te encanta juegue entre los dedos de tus pies, darle formas a las nubes y encontrar un amor que dure más que todos los que has tenido y tienes todavía en la ciudad.


Te sientas junto a la ventana y el sol quema tu piel haciendo de tus hombros un reflejo tornasol dependiendo del ángulo y la velocidad en la que cambies de lado.
Eres mi diosa color dorado enmarcada por las flores que adornan toda tu casa y están posadas por todo el marco de tu ventana; tomas un clavel rojo, lo hueles y lo acomodas con todo el cuidado en su florero de barro otra vez. Tomas un cempasuchitl y lo pasas por el tatuaje de tus piernas como si recitaras un poema haciendo que su olor se impregne en tu piel.


Te observo, no quiero perderme ningún momento aunque sea tu ritual cada vez que me ves y haces que se me erice la piel. Iluminas mi mirada; eres mi cosmos del pelo a los pies. Te levantas y me lees un cuento, sabemos que te lo dedicó tu ex. Has pasado como una musa para todos los que te conocen y hacen una oración que le quede a tu ego transformándote en el amor del que hablaba Platón; la sonrisa que tienes logra alumbrar el alma compitiendo con la más bella aura que el universo ha creado en una conspiración contra ti. Terminas de leer una línea que resulta tu favorita porque describe lo locos que todos estamos por ti. Te recuestas en mis piernas y me pides que juegue con los poros de tu piel, sin que me lo pidas lo haría una eternidad o una vuelta al sol sin descansar.


Tienes el poder de convertir a mis dedos en astronautas en búsqueda de vida por cada centímetro que toco queriendo encontrar una cicatriz o un nuevo lunar. Te desesperas, no puedo ni hablar cuando te acaricio, estoy tan absorto que pareciera pueda ver los átomos que te forman. Eres mi última droga, al paso que vas me puedes matar.  Quiero usarte, fumarte, inyectarte y tenerte todo el día. Te levantas y me doy cuenta de que eres real, caminas, me abres la puerta y me pides abandonar tu lugar de paz.
Quieres darte el tiempo de acabar tu flan de cajeta y adornarlo con flores de calabaza que resalten la calidez del amor con el que lo trabajas y el amarillo que te hace llorar porque recuerdas los girasoles y lo bonitos que están.
Te robo un beso de 10 segundos o más y es que tus labios son textura sabor maracuya con un poco de piquete, les pones mezcal. No me sabe pero siempre quiero más… si tan solo me pudiera quedar.

Me abrazas y me apartas, sé que tal vez esperas a algún admirador más y que ese té de Jamaica tampoco quiere esperar y quiere que ya lo pruebes y lo tomes y si te quemas, él mismo te va a curar. Te pido me des otro día más, quiero verte al dormir y al despertar. “El centro y sus encantos” es mi ciudad con sabor a tus labios maracuya y el tequila con el que quiero brindar por haberte conocido y dar gracias al cielo. Estoy encantado con tu acento, el más distintivo de esta ciudad, con tu manera de caminar, de reír y cocinar. Tú eres mi lugar de paz.


Alejandra Chi escribe cuento y poesía. Dirige el colectivo artístico mutidisciplinario Re/Verse, sus textos han sido publicados en sitios como El Fanzine, Apolorama, Wanz y La Escaleta, entre otros. Actualmente trabaja en diversos proyectos relacionados con difusión del arte independiente y escribe su primer libro.

30 de mayo de 2015

Balada de la […] por Gregorio Lywer

Los perros de la letra N gustan de olfatear el silencio,
aman correr libres entre tus pensamientos 
saborear tus olvidos
como si fueran huesos tirados al cesto

A veces me gusta correr a su lado
azulado
porque somos bestias sin cuerpo
sin garras ni colmillos ni colas
somos humo
neblina
que corre entre el amanecer de una fogata apagada
cancelada. 

En este sueño
de correr sin piernas 
mientras olvidamos el peso de unas rodillas vacías
danzando ebrios en algún estado sureño del alma
rezándole a dioses ajenos
comprados
prestados
demolidos
y
así
tirarnos lo intirable
nos tiramos sobre la hierba fresca 
mientras vemos fornicar al viento entre los árboles 

Te regalo mi aliento
porque es hora
ahora me dedicaré a escribir sin ser yo, 
explotaré en recuerdos
exploraré diapositivas tuyas
desde el pensamiento
donde 
ni vivimos ni morimos
what is it all about?

Se trata de caer
nos caemos del puente
como los amantes del puente nuevo
ininteligibles 
roñosos 
seres del firmamento clausurado
somos perros que aúllan una balada
llena de momentos inciertos.

Gregorio Lywer twittea como @GregorioLywer.

28 de mayo de 2015

Dos poemas de Juan Romero Vinueza

Autocontrol natural
hoy creé un dios // fue producto de mi locura lectura (tortura)
hoy creé un dios sin atributos // un dios humano // un dios animal //
hoy creé una voluntad mínima y una oscuridad que busca luz

mi dios no es guerrero ni lo sabe todo
es inútil y le gusta leer poesías sueltas que encuentra en un cuaderno de apuntes
él las escribe pero odia reconocerse ahí  
crea otros dioses sin atributos y los riega por las hojas
mi dios es como un sol apagado
como un muerto que quiere dar consejos a un niño

los niños no creen en los dioses
sus madres creen que sí y les enseñan a rezar en latín
el niño es su propio dios // un niño es más poderoso que un león

hoy creé un dios // hoy creé un niño
aún no sé quién es ese niño pelirrojo y pecoso vestido de azul
que me mira como diciendo:
«Deja de crear cosas que no puedes controlar»
La ciencia ha corroborado que la vida no vale nada
si pudieses revivir a John Lennon
¿lo harías?
¿clonarías a Borges?

¿si dios existiese, elegiría una enfermedad especial para mí?
quizá
¿ceguera, problemas cardíacos, cáncer o esquizofrenia?
¿o eso ya me lo transmitió mi familia como un código de los Romero-Vinueza?

a Moisés lo hizo albino
y Lincoln padecía del síndrome de Marfan
entonces
si podemos clonarnos
¿para qué necesitamos un dios?

ahora se crean en los laboratorios a gatos fluorescentes y los venden
a 5000$ cada uno
yo aún veo gatos no fluorescentes llorando en una caja debajo de un tráiler
y de gratis cada uno

¿dios creó cielo y tierra?
¿también crearía a los gigantes?
¿qué hay de Goliat o el Rey Og? ¿quién se acuerda de ellos?
¿qué vino después de la muerte de los gigantes?
¿las enfermedades de los pequeños?

¿por qué no clonan a Bach?
Mozart fue un infante con síndrome de Tourette
¿sus tics le permitían tocar? ¿sus movimientos involuntarios le estorbaban?

¿somos un movimiento involuntario de dios
o
dios es un acto involuntario de los humanos?


Juan Romero Vinueza nació en Quito, el año de 1994. Es estudiante de Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Sus poemas y cuentos han sido publicados en revistas físicas y digitales en México, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia y España. Artículos suyos han sido publicados en Entremares Magazine, Indicium fue parte del equipo de redactores del proyecto FAVELA11 (México) y es parte del consejo Editorial de la Revista Matapalo (Ecuador) y maneja el blog de poesía hispanohablante Cráneo de Pangea, junto con Yuliana Ortiz Ruano. Consta en la Antologías Sinfonía Lírica: muestra de poesía total (Perú, 2014), Noventa Revoluciones (Ecuador, 2015), la muestra de Poesía Joven Ecuador (1885-1995) realizada por el poeta guayaquileño Abel Ochoa Suárez, Poetas Siglo XXI - Antología Mundial, realizada por Fernando Sabido Sánchez, y fue antologado en el blog Tenían veinte años y estaban locos de Luna Miguel. Es parte del taller literario Palacio caza de palabras en la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) dictado por Raúl Serrano Sánchez.

26 de mayo de 2015

Fragmentos de Bitácora del perdedor, de José Manuel D. Domínguez

LUNES

“Los perros del infierno vienen despertando y los lunes caen de mis bolsillos como el cambio de las últimas cervezas.”

I
Los lunes amanecen grises y torpes como la etílica risa de una puta hiena.
La musiquilla es un martillo que golpea mis oídos.
Algo sobrevuela el cielo del puerto. Quizás llueva.
Días a orillas de un precipicio que se reinicia cada semana.
Un vaivén en las olas del trago y la soledad.
Contemplo desde la ventana todo ese mundo.
Los jugos gástricos me queman el estómago y el fuego consume mi garganta.
Oscurece como si el fin del mundo se acercara cada vez más.
Quizás llueva. Repito en silencio.

Y de nuevo me tumbo en la cama.


II
Las palabras se arremolinan en torno a los dientes.
Algo muerto me sale de la boca.
Tengo la sensación de que los peces conspiran en contra mía al igual que el despertador.
¡Desintoxícate! Grita alguien.
Mis bolsillos escupen el polvo, los residuos de la coca y uno que otro cigarrillo.
Fumo para calmar las aguas, pero ya ha comenzado la lluvia.
Siempre te preguntan si fue un accidente o un firme propósito de morir. Dice Vestrini.
Sigo sin saber que hacer y antes de volverme a echar en la cama pongo una olla para la gotera que recién inunda mi habitación.

III
Mis ojos son militantes de la muerte.
Se arrojan al abismo de un escote.
Siguen la estructura de las piernas hasta llegar al paraíso,
y entonces, algo los deja ciegos.
Son lunes bajo una lluvia que abraza el aburrimiento.
Le digo a Hendrix que queme su guitarra y mejor nos pongamos a beber de nuevo.
No me escucha nadie.
Llueve y la mitad del puerto desaparece.
Es lunes por Dios y este asunto se nos ha salido de las manos.
Como un negocio millonario o una mala canción en la rockola.

IV
Dada la magnitud de la resaca he vomitado dos o tres veces.
Me siento débil, tanto como para descansar o levantarme.
Fumo un cigarrillo, hojeo un par de libros y los tiro hasta el otro lado de la habitación.
Estoy insoportable.
La poca luz que se filtra por la ventana ilumina mis pies y las sombras se asemejan a dos gallos endemoniados que pelean hasta devorarse mutuamente.
El dolor no siempre son las cosas feas. En este caso sí.
El viento golpea fuerte.
Golpea de nuevo contra la ventana, parece que quiere decirme algo.
Aquí está de nuevo y se estampa.

V
Sólo en el mar me llueven recuerdos de ti.
El ukulele canta signos antiguos de la desmemoria.
Y te impones, suave ola que me hace llorar.
Me abraza el hilo de la sombra, los rieles de tu cabellera.
Medusa, roca fina del mar muerto.
La música, los ruidos en la cabeza, monstruo de tentáculos volcánicos.
Tengo todas las voces gastadas de pronunciar tu nombre.
Y aquí estoy, entre el chicote y el relámpago.

MARTES

“Las gargantas irritadas del mundo siembran hombres para la próxima guerra.”

I
La piedrita en el zapato me hace sangrar los recuerdos atrapados en las lagunas mentales.
¿Pasó esto? No pasó ¿En verdad pasó esto? No creo.
Abro las cortinas y el mundo es una cosa que se impone como dos pechos bellamente
infernales.
Preparo mi café, pongo musiquita para abrazar tus huesos.
Hay algo más allá de la puerta.
Me arrojo como se arrojan a los bebés al mundo o a los muertos al abismo o el vicioso al juego o el enamorado a las fauces de la bestia o del amor.
Así, en esos términos, salgo al mundo para la batalla diaria.
Cabalgo junto a mi fiel sombra que nunca me deja morir solo.
Tengo la sensación de que será un buen día para la morsa.
Pero qué sé yo de la vida si no puedo vivir sin ti.

II
Combato el mundo con el nombre de How to disappear completely.
Cuelgan de mis oídos tentáculos que le dan ruido a mi cabeza.
Una película de John Ford es el transporte público.
Dos girasoles en SDL son mis ojos.
La música sube y baja.
Un rayo de sol sacude mis manos y el cuerpo de aquella chica que arde completamente.
Hendrix está haciendo de las suyas. Travieso como el Cupido ese.
Incendiemos el pueblo.
Es una gloriosa mañana en el templo de los perros.
Pero hay muchas formas de ser gris por dentro.

III
Irritadas, las gargantas del mundo escupen fuego.
La noche es una jovencita que le brotan senos para romper las leyes del hombre.
Los cañones arden al comenzar la batalla.
El cielo estalla y nos baña de la sangre que alimenta al mundo.
Los muertos se tienden agotados de la vida.
Es martes y llueve un poco. Quizás llueva todo el día.
La batalla no conoce de horarios.
Hoy combatimos con el nombre de los románticos cuando se cortan las venas o beben cianuro.

IV
Extrañamente, las calles de la ciudad se inundan de cuerpos.
Busco un bar cercano en el cual disipar las penas, ahogar el cansancio de la sobriedad.
Elevar el espíritu y si es posible morir recargado de la mesa donde intente miles de veces grabar unos versos para ella.
Tengo los brazos hechos polvo.
El cansancio de la vida se escurre lentamente sobre mi frente arrugada.
Me voy dando tumbos al Bar del Puerto y vomito un par de veces.
La velada se prolonga hasta que me corren. Me dijeron que cerrarían.
No les creí.

V
Los hombres de papel se queman apenas con los primeros rayos de sol.
Algunos otros beben gasolina y desde sus gargantas escupen fuego hasta incendiar sus propios cuerpos.
Esa mala costumbre de pasear de la mano con la autodestrucción.
Es martes, todavía hay tiempo, el cuerpo apenas viene saliendo de un combate y ya pide la guerra.
La cortinas se cierran y el mundo no descansa, aun cuando sabemos que los cuerpos
también se incendian con el roce de la mirada.

José Manuel Delgado Domínguez twittea como @GavieroBlues.