Nadie ve el aire,
pero yo lo respiro.
No veo el canto de las aves,
pero sí lo siento.
Nadie ve lo que siento,
pero claro que existe:
no soy un insensible
y eso a ti te consta.
Nadie ve la esperanza,
ni el amor o el odio,
pero todos lo sienten,
hasta tú
algunas veces.
Nadie ve el pensamiento
y sus caminos,
nadie ve
-ni verá-
las palabras que te escribo,
pero no por eso dejan de ser ciertas.
Que tú no veas algo
no implica que no exista.
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