9 de diciembre de 2013

De lo incorpóreo

Nadie ve el aire,
pero yo lo respiro.
No veo el canto de las aves,
pero sí lo siento.
Nadie ve lo que siento, 
pero claro que existe:
no soy un insensible
y eso a ti te consta.

Nadie ve la esperanza,
ni el amor o el odio,
pero todos lo sienten,
hasta tú 
algunas veces.
Nadie ve el pensamiento
y sus caminos,
nadie ve 
-ni verá-
las palabras que te escribo,
pero no por eso dejan de ser ciertas.

Que tú no veas algo
no implica que no exista.

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