Sigues tan viva
en lo que escribo
como en las cosas
que adoro.
Sólo quiero
que me escribas
de vez en cuando
también.
Quizás una carta
indiferente,
quizás unos versos
de desprecio.
Escríbeme
cualquier cosa,
dame una señal
de vida.
No te vayas,
no quise volverme
herida.
Pero si al final
te vas,
no vayas
a olvidarme.
Es la muerte
el olvido: me muero.
Hay quien dice
que la vida son dos días,
y yo voy ya por el tercero.
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