22 de julio de 2013

Laura

Eran las 6 de la mañana;
escuchaba esa bulla con mala señal.
Sin pensar, Laura escucho lo que decía
y poco a poco le repetía lo que pensaba 
desde hace tiempo pero con palabras diferentes. 
Hace mucho que dejo de sentirse bien
por escuchar a los demás,
se aproximó al costado de su cama
y a la grabadora
para poner atención a lo que decía
aquel hombre que la dejo hipnotizada con esa voz
cuando por primera vez la escucho
regresando de la escuela.
Y con ello
recordaba aquellas imágenes
las cuales se habían quedado grabadas en la memoria.

Escucho fijamente
y él dijo con palabras de esas
que levantan el ánimo
lo lejos que podía llegar,
puede, quiere y necesita tener;
sin que le estorbe esa persona
que la hace sufrir cada 50 minutos,
ni que la hostiguen personas que le desagradan
o que sola se reprima y no intente lo que desea intentar
para así ver hasta donde es capaz de llegar.

Miró su reloj y se dio cuenta
que tenia más de 2300 horas tiradas a la basura
todo por seguir las reglas, esperando a que alguien
le moviera los hilitos
o simplemente por miedo a que un incapaz se riera de ella.

Ese día, Laura se dio cuenta de lo mucho
que necesitaba tener su espacio.
Lo tuvo y nadie se lo negó pero no lo supo
aprovechar.
Ahora con gritos a voces bajas
y vibraciones cortas
pide que la dejen en paz. 
Ser, perderse y así cometer sus errores
así podrá darse cuenta
de quien es realmente.
Si es Laura; la chica de cabellos castaños
y piel blanca o Laura; la que toma sus propias decisiones
a cambio de no salir perjudicada.
Intentando ser feliz cueste lo que cueste.
Si antes no lo hizo por pensar que a todos les molestaba,
ahora que nadie tiene interés más que en ellos mismos
lo hará, no será una más pues será ella más que los demás.

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