8 de julio de 2013

Albahaca

¿A dónde vas vestida así?
No sé si madre lo pregunta por el vestido, los tacones o las medias.
¿A dónde vas con la albahaca?
Me pregunta pero no respondo. Echo el frasco de albahaca en mi bolsa y retoco el labial en el espejo de la cocina.
¿A qué hora llegas?
Sonrío y me despido lanzando un beso al aire.
Para que no se quite el labial. 
Él dijo "spaghetti". 
Le pregunté dónde.
Él dijo "Mi casa".
Le pregunté si tenía albahaca.
Un buen spaghetti no está completo sin un poco de albahaca.
Tradición familiar.
Me dijo que no tenía. Que iba a hacer una boloñesa.
Le dije que una buena boloñesa no está completa sin un poco de albahaca.
Me dijo "Trae tú la albahaca".
Le dije que el comprara el vino.
"¿Tinto o blanco?", me dijo.
Tinto, tonto.
Me dijo que me pusiera este vestido.
Estos tacones.
Estas medias.
Le dije que se pusiera esa loción de la botella azul.
Me dijo que me pusiera el labial negro. 
Le dije que se pusiera la camisa negra.
Me pidió que tomara un taxi, pronto.
Le pedí que el vino estuviera servido.
Me pidió que tocara tres veces la puerta. 
Le pedí que la cerrara tras de mí.
Me ofreció un poco de vino.
Le pedí que llenara más la copa.
Me pidió que pusiera mis tacones en sus hombros.
Le pedí que no se detuviera.
Me pidió que me quedara esa noche.
Me dijo que después podíamos comer un poco de spaghetti.

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