8 de abril de 2015

Cuatro poemas de David Araujo

Todo puede desaparecer en un portazo

Ayer
vi a Jacobo desaparecer desde la ventana de un automóvil
sudando como una Coca Cola
verde la cara de Jacobo
      Jacobo ausente
      Jacobo con voz de anciano
      Jacobo levantado por un vehículo de fuego
                              Jacobo secuestrado por sí mismo
Viajaba tan rápido que alcancé a verlo
como una galería de estatuas sin fin
Lástima que ustedes no reconocerán el cuerpo de Jacobo
geométrico
desmembrado
ahí
al centro de la plaza
Jacobo

Respuesta de Hermes

Dice
que la Cruz nace como hermenéutica.
Que desde entonces
muchos,
desde Jerónimo hasta nuestros días,
burlaron el sentido de los primeros versos
del Cantar de Cantares salmónico,
que dice literalmente
"¡Que me bese [Dios] con los besos de su boca!".
Así, el canto dieciséis de los Carmina de Catulo
se vertió en
"Voy a demostraros que soy hombre" (Petit, Joan, Fundació Bernat Mege, 1928)
y
"Yo os daré pruebas de mis completas facultades viriles" (Dolç Miquel, Alma Mater, 1963)
hasta
"Os daré por el culo y me la mamaréis" (Ramírez Antonio, Alianza, 1998).

Un hombre escribe sobre el cuerpo de su hijo

No digas tus primeras palabras,
no digas las sílabas, pido
que hables nunca,
no mueras, que no te alejes del mundo,
que no tomes distancia de las cosas,
no te dividas, no te reconozcas,
no sientas nostalgia, no evoques;
que cada mañana vengas a jugar
a la cama como un mono salvaje
y aúlles hasta enloquecer
y caigas torpe de la Rueda en que jugabas;
que me puedas ver morir en las calles, las mansiones,
las montañas o las aguas
y no tengas lenguaje ni conozcas palabras
para que gruñas y no comprendas,
para que te sonrían las heridas como a un niño
y tú rías de las heridas como un chacal.”

Yo conocí al último samurái

Antes de arrancarse las orejas
frente al Imperio
se mofaba de poder cortar a un ser humano
con el filo de su Master Card.
-Toca –me dijo una vez –,
¿verdad que es mejor que una daga?
Silenciosa y eficaz, es mi espada de samurái -decía.
Luego
se reía a carcajadas con los ojos rasgados

y hundidos por el oro de los tigres.









David Araujo (1987). Escritor, editor y artista visual. Es autor de los poemarios La cabeza caerá primero y Poemas para leer en el Imperio. Ha publicado y expuesto su trabajo en revistas de México, E. U., Inglaterra y España.

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