4 de agosto de 2014

Paloma

Paloma era más que bonita.
Paloma era más que una mujer.
Paloma era un país al que irme en un barco de vapor cuando quería emigrar de todo.
Cuando me auto-exiliaba.
Y lo hice.
El desembarco fue fácil y tuve un comité de bienvenida.
El país de Paloma olía a almendras y flores.
A la flor de la jamaica y a la flor de la canela.
Sus calles eran empedradas y difíciles de andar, pero había una belleza que no podía discutirse.
Su tierra una tierra hermosa, con paisajes de cielos rosas, arboledas y jardines; con estanques y con lotos.
Paloma era un lugar perfecto. 
Quería a Paloma sólo para mí.
Así que después de un tiempo, logré hacerme el líder de la revolución en el país de Paloma.
Mi exigencias eran simples: Pedía más Paloma para mí y menos para los demás.
Era una causa justa. 
Luego mandaron al ejército.
La guerra había comenzado.
Resistí por semanas y aún podía oler las flores por la mañana, cuando cesaban las bombas.
El dulce olor de la canela y la brisa de la jamaica.
Después de mucho pelear llegó el día definitivo, el de una batalla salvaje y violenta.
Paloma defendiendo su soberanía, yo buscando el avance hacia una dulce y armoniosa dictadura. 
Perdí.
Que bueno que perdí.

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